Leucemia Felina. Causas y generalidades

Conociendo la Leucemia Felina: Causas y Generalidades

 

La leucemia felina y el SIDA felino son una de las causas de mayor prevalencia en Chile, aun siendo un país con algunas de las vacunas mas avanzadas en el mundo.

Se trata de un RETROVIRUS de la subfamilia ONCORNAVIRUS descubierto en 1964.

Es un virus que afecta a los gatos domésticos de todo el mundo, con unas prevalencias del 1% al 8%, llegando en algunas zonas incluso al 21%.

El virus de la leucemia felina (FeLV) puede causar varias enfermedades neoplásicas, principalmente linfoma, un tumor sólido de linfocitos ( un tipo de glóbulos blancos), que es el tumor más común de los gatos.  El linfoma puede tomar varias formas dependiendo de los tejidos involucrados. Con menor frecuencia, la neoplasia se presenta en la médula ósea, causando leucemia verdadera o  desórdenes mieloproliferativos. Sin embargo, no todos los casos de linfoma o leucemia en gatos están relacionados con la infección por  FeLV, este virus es solo una posible causa subyacente. 

 

 

La infección por FeLV puede también ocasionar inmunodeficiencia, y en estos casos el cuadro clínico asociado puede ser muy similar al causado por el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV). FeLV puede afectar al gato de diversas maneras y está relacionado con una variedad de síndromes clínicos incluyendo anemia, afección neurológica, enteritis hemorrágica e infertilidad.

 

¿Cómo se propaga el FeLV?
FeLV no sobrevive durante largos periodos fuera del gato, y la transmisión de la infección requiere un contacto directo entre gatos.  Tras la exposición, el FeLV puede establecer una infección persistente. En este estado, el virus está continuamente presente en la sangre (viremia) y es excretado en todas las secreciones corporales, especialmente- por su papel en la transmisión del virus- en la saliva. El contagio está a menudo asociado con la  exposición prolongada al virus, debida a contacto directo con un gato infectado y se cree que es el resultado del acicalamiento mutuo, lo que llevaría a la ingestión del virus.

Las gatas adultas infectadas por FeLV son a menudo estériles pero si una gata infectada llega a reproducirse, es muy probable que sus gatitos sean virémicos persistentes al nacer. Los gatitos también pueden contraer la infección por la ingestión de leche infectada durante la lactancia.

Los animales se vuelven más resistentes a la infección con la edad, de modo que los gatos adultos son menos propensos a la infección persistente que los jóvenes. Los gatos que están expuestos al virus y se recuperan a continuación son, por lo general, sólidamente inmunes y resistentes a infección adicional.

Frecuencia de la infección por FeLV y  factores de riesgo
La prevalencia (porcentaje de animales positivos al virus) de FeLV varía según el tipo de gatos estudiados. El estilo de vida de los animales que viven en grupos o en hogares con varios gatos (“multicat”), especialmente criaderos, es particularmente propicio para la propagación de  FeLV. Sin embargo, el virus ha sido eliminado en la mayoría de los criaderos gracias al sistema de detección  y aislamiento de los animales positivos, por lo que la infección es ahora inusual en tales colonias.

En estudios realizados en gatos de compañía sin síntomas de enfermedad  se ha encontrado una pevalencia menor del 1%. Sin embargo, cuando se testan gatos con alguna enfermedad, en los cuales la presencia  de FeLV es probablemente más común, se ha registrado una prevalencia de la infección de hasta el 18 %. Si bien estos resultados probablemente exageren la importancia de FeLV como una causa de enfermedad, indican que FeLV es importante como causa de enfermedad grave.

Hay alguna evidencia de que hay variaciones geográficas en el Reino Unido en la prevalencia de FeLV.

Es cierto que los gatos mayores son menos susceptibles a la infección por FeLV que los jóvenes, pero no nos engañemos,  los gatos mayores  también pueden llegar a infectarse.

Los resultados de los estudios de la prevalencia de FeLV en gatos callejeros han sido contradictorios. En algunos estudios se ha encontrado una gran prevalencia, mientras que en otros solo una pequeña proporción de los gatos han resultado positivos. Las diferencias geográficas pueden explicar parte de esta variación.

¿Cuál es el resultado de la infección por FeLV?
Los gatos infectados por el FeLV suelen tener una esperanza de vida corta y aproximadamente el 90% por ciento mueren (o son eutanasiados) en un plazo de cuatro años tras haber contraído la infección. Es frecuente que los gatos  que resultan positivos al análisis lleven ya tiempo infectados, y por lo tanto,  su esperanza de vida tras el diagnóstico será aún menor. Una pequeña proporción de los gatos con viremia puede vivir por más tiempo. Sin embargo, no hay ninguna prueba de pronóstico que  nos permita predecir cuánto tiempo va a sobrevivir un gato infectado.

Pruebas para detección de FeLV
La infección persistente por FeLV se traduce en la presencia continua en la sangre del virus, de  antígenos virales solubles y de glóbulos blancos que contienen antígenos del virus. Existen diferentes pruebas analíticas que pueden detectarlos; algunos, como los test rápidos, están diseñados para su uso en clínicas veterinarias, mientras que otras pruebas deben realizarse en laboratorios de  análisis especializados.

Los test rápidos detectan el antígeno viral p27 ( la principal proteína del núcleo del virus), bien por técnicas de enzimoinmomoensayo (ELISA) o por inmunocromatografía (IC). Lo habitual es utilizar los test combinados  FeLV /FIV ya que ambos virus causan cuadros clínicos muy similares. Los resultados obtenidos por ELISA e IC suelen ser concordantes.

Los test para FeLV no se ven interferidos por anticuerpos maternales ( al contrario que en el FIV), así que sus resultados son fiables independientemente de la edad del gato.

Los laboratorios de análisis también realizan test para FeLV. Algunos realizan ELISAs o test de IC, mientras que otros más especializados ofrecen pruebas de confirmación, incluyendo aislamiento del virus, inmunofluorescencia y  reacción en cadena de la polimerasa (PCR). El aislamiento del virus detecta  el virus en el plasma, mientras que la inmunofluorescencia muestra  la presencia de antígeno viral (proteínas del virus) en los glóbulos blancos. Los resultados obtenidos por estas dos técnicas suelen ser concordantes  y son consideradas como pruebas definitivas (gold standard) de diagnóstico de la enfermedad.

La técnica de PCR no está tan fácilmente disponible. PCR detecta el ADN específico del virus FeLV en los glóbulos blancos. El problema de esta prueba es que además de identificar los gatos virémicos, también detecta  ADN residual en gatos que se han recuperado de la infección y seguirán siendo sanos, así que, antes de que se realicen más estudios que clarifiquen  cómo deben interpretarse los resultados,  la PCR no debería emplearse como una prueba de rutina para el diagnóstico de FeLV.

Hay dos temas principales de preocupación relacionados con los resultados de los test FeLV para uso en clínica; en primer lugar, mientras que estas pruebas son rápidas y fáciles de realizar, pueden conducir a resultados erróneos. Es muy importante  seguir estrechamente las instrucciones del fabricante para evitar errores técnicos.  La mayoría de los test rápidos para uso en clínica  se realizan con muestras de sangre (preferiblemente suero o plasma, mejor que sangre entera). Hay test que utilizan muestras de saliva ( recogida de la mucosa bucal con un bastoncillo), pero son menos sensibles que las pruebas en sangre y por lo general no se recomiendan.

El segundo problema es que  incluso con una prueba muy precisa, cuando una infección es de baja prevalencia (como FeLV en gatos sanos), se pueden obtener un cierto número de falsos positivos. Por esta razón existe un amplio consenso en que un solo resultado positivo en un gato sano no debe ser considerado como indicativo de una infección persistente y  debe ser confirmado con una prueba más especializada como aislamiento del virus o inmunofluorescencia.  Mientras que el estado de estos gatos se confirma, éstos deben ser mantenidos en aislamiento para evitar cualquier posible riesgo de transmisión a otros gatos.

Una pequeña proporción de gatos sanos que son positivos a las pruebas de antígenos pero negativos al aislamiento del virus o inmunofluorescencia puede continuar en este estado durante un largo período de tiempo.  Estos gatos “discordantes”  probablemente tienen un foco de infección en algún lugar del cuerpo que libera antígeno, pero no virus, en la sangre. Aunque es improbable que estos gatos transmitan el virus, si están en contacto con otros gatos, deben ser reevaluados a intervalos regulares para asegurar que continúan libres de virus.

Los resultados negativos a FeLV obtenidos en las pruebas rápidas se consideran más fiables, siempre y cuando se hayan realizado adecuadamente. Sin embargo, si un gato enfermo es sospechoso de padecer FeLV y el resultado de la prueba rápida realizada en la clínica veterinaria  es negativo el resultado debería confirmarse por aislamiento del virus o inmunofluorescencia.

Los gatos que se han recuperado de la infección son inmunes a ella y a menudo tienen anticuerpos neutralizantes del virus, que pueden ser detectados en laboratorios especializados. Esta prueba puede ser útil  para poder separar por grupos a los gatos sanos y a los enfermos si se diagnostica FeLV en un alojamiento “multicat”.

Pronóstico de gatos infectados

Los gatos FeLV positivos deben ser considerados individualmente dependiendo de sus circunstancias; qué hacer con estos gatos requiere un análisis cuidadoso entre el veterinario y el dueño del gato.

Gatos enfermos FeLV-positivos.
A estos gatos se le puede aplicar tratamiento sintomático y, si han desarrollado un linfoma, quimioterapia. Sin embargo, la opción de la eutanasia deber ser seriamente considerada porque estos gatos tienen una esperanza de vida corta y en su tiempo restante no tienen una buena calidad de vida

Gatos sanos FeLV- positivos.
Estos gatos pueden seguir  viviendo con buena salud durante un período considerable de tiempo, pero la gran mayoría tendrán una menor esperanza de vida (meses o algunos años). Deberían ofrecérseles los mismos cuidados generales que  a los no infectados, pero adicionalmente, habría que aislarlos del contacto con gatos  que padezcan otras enfermedades infecciosas y evitarles cualquier tipo de estrés. Debido a que  estos animales excretan el virus no se les debe permitir el contacto con otros gatos a los que podrían contagiar el  FeLV..

Vacunación

Hay varios tipos de vacunas para FeLV. Las vacunas que están disponibles en el Reino Unido proporcionan una buena protección contra la infección natural pero, al igual que ocurre con otras enfermedades, ninguna vacuna protege al  100%.  Esto significa que no se puede descartar FeLV en un gato enfermo con posible exposición al virus  aunque esté vacunado. La vacunación previa no interfiere  con las pruebas para detectar la presencia de la infección. Puesto que la vacunación no puede garantizar una protección total, se debería evitar el contacto con gatos positivos o dudosos. Aunque es poco probable que la vacunación induzca la formación de anticuerpos que neutralicen el virus, seguiría siendo efectiva para proteger frente al FeLV.

Consideraciones específicas

1.  Cuando hay un único gato de compañía en el hogar

-  con acceso al exterior (“indoor/outdoor”): si el gato muestra signos de enfermedad compatibles debería hacérsele la prueba de FeLV. El gato de compañía infectado de FeLV supone una amenaza para otros gatos y habría que impedirle el acceso al exterior, ya que aunque el contacto continuo es el mayor factor de riesgo no hay que olvidar que FeLV también se transmite por mordedura. En términos de bienestar, esta medida no es aplicable a todos los gatos, ya que algunos no toleran permanecer en el interior de forma permanente. Los propietarios deben sopesar los riesgos (de sus propios gatos y de los del vecindario) con las implicaciones de bienestar. Se podría vallar el jardín o cercar completamente una zona exterior a la que el gato pudiera acceder sin que supusiera un riesgo para él  ni para otros gatos.

- sin  ningún acceso al exterior (estrictamente “indoor”)
Los gatos individuales confinados en el interior no tendrían ningún riesgo de exposición a FeLV. Pero hay que tener en cuenta que, en ocasiones, la enfermedad se desarrolla bastante tiempo después de la infección inicial, así que es posible que el gato se haya  infectado antes de llegar al hogar (por ejemplo a través de su madre). Por lo tanto, los gatos adultos pueden sucumbir a la enfermedad producida por FeLV, a pesar de haber estado aislados de otros gatos desde que eran gatitos.

2. Hogares “multicat”
Un gato infectado por FeLV supone los mismos riesgos para los gatos del vecindario tanto si procede de un hogar “multicat” como si es el único gato de la casa y habría que aplicar las mismas medidas  de precaución mencionadas anteriormente.

Pero en el caso de una casa “multicat” hay que tener también en cuenta que un gato enfermo puede contagiar a los demás su enfermedad. Esto es particularmente preocupante en el caso del FeLV, que se transmite fácilmente en las comunidades de gatos que conviven juntos y socializan entre ellos. Si un gato de una casa “multicat” se diagnostica como positivo a FeLV  es necesario analizar a los demás y separar  a los positivos de los negativos para evitar la propagación del virus.  12 semanas después habría que repetir el test a todos los animales (algunos positivos pueden haber eliminado la infección y otros, antes negativos, podrían estar tan recientemente infectados en el momento del primer test que resultaran positivos en el segundo).

Antes de incorporar otro gato al hogar debería conocerse el estado frente al FeLV de todos ellos (del nuevo y de los ya residentes) para evitar posibles contagios entre ellos.

3.- Refugios/ Asociaciones protectoras.

¿Cuál debería ser el protocolo para los gatos que llegan a este tipo de colonias?
Idealmente todos los gatos deberían ser testados para conocer su estado frente a FeLV. Sin embargo, las dificultades económicas han hecho que la mayoría de las protectoras hayan adoptado la estrategia de analizar solamente a los gatos considerados de mayor riesgo. Estos incluyen gatos enfermos, gatos vagabundos y gatos asilvestrados. Si se encuentra alguno positivo, todos los gatos que han estado en contacto deberían ser testados. Debería analizarse a todas las gatas gestantes, ya que los gatitos nacidos de madres FELV positivas serán , casi con seguridad, virémicos.

Consideraciones éticas  / legales y responsabilidad de las protectoras
Las asociaciones protectoras tienen el deber de  proporcionar cuidados básicos a sus animales, pero sus protocolos de actuación deben ser razonablemente proporcionales a sus recursos,. Como se mencionó anteriormente, puede que no sea viable económicamente testar a cada gato o cachorro, pero antes de entregar un gato en adopción debería informarse al nuevo propietario de si el gato ha sido o no testado, y si lo ha sido, del resultado obtenido.. Ningún gato positivo al test de FeLV debe ser dado en adopción sin haber informado antes a los nuevos propietarios de todos los riesgos.

Recomendaciones para el testaje e interpretación del resultado del test rápido en gatos jóvenes y adultos.

  • Si un gato sano resulta negativo en un test rápido de antígeno, la probabilidad de que sea realmente negativo es muy alta..
  • Si un gato enfermo  resulta positivo en las pruebas de antígeno es muy probable que esté infectado.
  • Si un gato sano da resultado positivo  se debe realizar una prueba de confirmación, como el aislamiento del virus o la inmunofluorescencia. Si resulta positivo en este tipo de pruebas el gato está, casi con seguridad, persistentemente infectado..
  • Si un gato sano es positivo en el test de antígeno pero negativo en una prueba de confirmación, repita la prueba después de 12 semanas para confirmar que el animal sigue siendo negativo (desafortunadamente, no todas las protectoras pueden albergar a un animal durante tanto tiempo, así que si es dado en adopción durante ese periodo habría que advertir a los nuevos propietarios de la necesidad de realizar un nuevo test).

¿Qué se debe hacer con los gatos FeLV-positivos?

De deben tener en cuenta dos factores importantes:

  • Los gatos positivos suelen tener una vida mucho más corta que los no infectados.
  • Los gatos virémicos pueden contagiar el virus a otros gatos con los que estén en contacto.

Por estas razones, es difícil para las protectoras volver a reubicar un gato FeLV-positivo. Los gatos enfermos positivos a FeLV por aislamiento del virus o inmunofluoresceina deberían ser eutanasiados. Los gatos sanos pueden ser reubicados  bajo ciertas condiciones: no deben ser introducidos en una casa en la que puedan entrar en contacto con gatos libres de FeLV, y no se les debe permitir deambular libremente. Si estas condiciones no se pueden cumplir, y es imposible albergar a los gatos positivos en la protectora durante largo tiempo, deberían ser eutanasiados.

4.- Gatos asilvestrados
Si un gatito salvaje es recogido a una edad tan temprana que permita su socialización y reubicación en una casa se le aplicará el protocolo mencionado para las protectoras. Todos los gatos salvajes deben ser testados y es preferible eutanasiar a los positivos antes que devolverlos a la colonia..

5.- Gatos reproductores y de exposición

El riesgo de propagación de FeLV en exposiciones felinas es mínimo.

Los gatos positivos nunca deberían  ser utilizados para reproducción. Si se piensa adquirir un gato de este tipo, o dedicarse a la cría es importante asegurarse de que está libre de FeLv antes de adquirirlo. La mayoría de los criadores realizan regularmente test de FeLV, y, además, la mayoría de gatos reproductores se mantienen exclusivamente en el interior o sólo tienen acceso a zonas exteriores controladas sin contacto con gatos del exterior que pudieran contagiarles el virus. Para mantener un alojamiento libre de FeLV, todos los gatos deben ser testados antes de su entrada.


Bibliografía
Biología del FeLV y enfermedades asociadas
Hardy WD Jr, Hess PW, MacEwen EG, McClelland AJ, Zuckerman EE, Essex M, Cotter SM, Jarrett O (1976) Biology of feline leukemia virus in the natural environment. Cancer Research 36, 582-588.
Hartmann K (2006) Feline leukemia virus infection. pp105-131 In Infectious Diseases of the Dog and Cat. Third Edition. Ed. CE Greene. Pub. Saunders Elsevier
Jarrett O (2005) Feline leukaemia virus. In Encyclopaedia of Life Sciences http://els.wiley.com/els

Prevalencia
Hosie MJ, Robertson C, Jarrett O (1989) Prevalence of feline leukaemia virus and antibodies to feline immunodeficiency virus in cats in the United Kingdom. Veterinary Record 125, 293-297
Muirden A (2002) Prevalence of feline leukaemia virus and antibodies to feline immunodeficiency virus and feline coronavirus in stray cats sent to an RSPCA hospital. Veterinary Record 150, 621-625

Pruebas diagnósticas
Hardy WD Jr, Zuckerman EE (1991) Ten-year study comparing enzyme-linked immunosorbent assay with the immunofluorescent antibody test for detection of feline leukemia virus infection in cats. Journal of the American Veterinary Medical Association 199,1365-1373
Hofmann-Lehmann R, Tandon R, Boretti FS, Meli ML, Willi B, Cattori V, Gomes-Keller MA, Ossent P, Golder MC, Flynn JN, Lutz H. (2005) Reassessment of feline leukaemia virus (FeLV) vaccines with novel sensitive molecular assays. Vaccine Sep 27 Epublication
Madewell BR, Jarrett O (1983) Recovery of feline leukaemia virus from non-viraemic cats. Veterinary Record 112, 339-342
Miyazawa T, Jarrett O (1997) Feline leukaemia virus proviral DNA detected by polymerase chain reaction in antigenaemic but non-viraemic ('discordant') cats. Archives of Virology 142, 323-332.
Torres AN, Mathiason CK, Hoover EA (2005) Re-examination of feline leukemia virus: host relationships using real-time PCR. Virology 332, 272-283

Prevención
Hardy WD Jr, McClelland AJ, Zuckerman EE, Hess PW, Essex M, Cotter SM, MacEwen EG, Hayes AA (1976) Prevention of the contagious spread of feline leukaemia virus and the development of leukaemia in pet cats. Nature 263, 326-328
Lubkin SR, Romatowski J, Zhu M, Kulesa PM, White KA (1996) Evaluation of feline leukemia virus control measures. Journal of Theoretical Biology 178, 53-60
Sparkes AH. (2003) Feline leukaemia virus and vaccination. Journal of Feline Medicine and Surgery 5, 97-100
Weijer K, Uytdehaag FG, Osterhaus AD. (1989) Control of feline leukaemia virus. Veterinary Immunology and Immunopathology 21, 69-83


Facebook Instagram whatsapp